la-folia

por | Mar 25, 2021

Programa Bicentenario

Libertad e independencia:  Música francesa y latinoamericana

Violines: Juliana Hurtado, Bibiana Herrera, Johanna Vela y Felipe Rivera

Viola: Javier Peñafort

Cello: Carolina Guerrero

Contrabajo: Carlos Felipe Vega

Flautas:Leonardo Peña

Teorba: Sebastián Vega Q.

Clavecín: Jaime Quijano

Traverso y Dirección: Francisco Castillo 

Jean-Jacques Rousseau (1712-1778)

Suite de Le Devin du village (1753)

Ouverture – Pantomime – Menuet – Allemande – Entrée de la jeneusse – Pastoral – Forlane

 

 

Anónimo. Archivo musical de Chiquitos

Sonata IX

Allegro Assai- Andante Spiritoso- Allegro

 

Anónimo. Archivo musical de Chiquitos

Sonata VIII

Allegro- Andante- Minueto Allegro

 

Jean-Jacques Rousseau

Suite de Daphnis et Chloé (1775)

Ouverture – Entrée des Bergers – Menuet – Air pantomime – Andantino – La dauphinoise

 

Anónimo. 1819

La libertadora. Contradanza

 

 NOTAS al PROGRAMA 

Celebrar el bicentenario de la independencia, nos invita a pensar sobre el origen y desarrollo de los ideales que intervinieron el proceso.  La libertad personal y la independencia política son ideas que encontraron amplia difusión en Colombia gracias a la traducción que hiciera Antonio Nariño de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano en 1793.   Estos derechos, escritos primero en Francia hacia 1789, celebraban el valor de la libertad y el servicio que las leyes prestan a una sociedad.  No obstante, estas ideas no nacieron en dicha Declaración; éstas pueden rastrearse varias décadas atrás, en los escritos de un filósofo partícipe de la ilustración: Jean-Jacques Rousseau (1712-1778).

Rousseau escribió en 1762 un texto llamado El Contrato Social, dentro del cual desarrolla ideas que serán después fundamento tanto de la revolución francesa como de los procesos independentistas en Colombia y otros países de Latinoamérica, dentro de las cuales se destacan la libertad civil, la necesidad de abolir la esclavitud y los límites que debe atender el soberano de un estado.

Para nuestra fortuna Rousseau fue también un músico notable, que quiso plasmar su pensamiento filosófico y político en su música. Algunos de sus principios como el de volver siempre a la simplicidad de la naturaleza y el pueblo como motor del gobierno de un estado se vieron materializados en la construcción temática de sus obras.

Luego de escuchar La serva Padrona (1733) de Pergolesi en París, Rousseau se convirtió en un acérrimo defensor de la opera italiana en estilo bufo. Admiró la simplicidad de las melodías, la audacia y vitalidad en la interpretación dramática y la belleza y emoción desenfadada de sus temáticas populares que se enfrentaba a la dureza de los textos que realzaban la racionalidad y la armonía como principio básico de la música del estilo francés.

Esta disputa entre la estética de la ópera nacional francesa y la ópera italiana de mediados del siglo XVIII denominada como La querella de los bufones, tuvo importantes figuras en ambos lados de la defensa. Rousseau con su ópera escrita a la manera de Intermezzo italiano, Le devin du village en 1752 demostró que el estilo italiano podía ser adaptado a la ópera francesa, encontrando el equilibrio entre la complejidad del idioma y la “rústica simplicidad” de la música. Esta ópera tuvo tal éxito que permaneció en los escenarios franceses por más de 70 años.

La ópera Daphnis et Chloé fue escrita por Rousseau entre los años 1774 y 1776, quedó inconclusa y fue impresa de manera póstuma. De temática pastoral, se acerca bastante al estilo de Le Devin. Siguiendo su premisa italianizante de la música francesa.

Las suites interpretadas en este concierto, son una selección de danzas de las dos óperas están impregnadas el estilo de los aires tradicionales de Europa: Allemande, Rondó, Minuét, Forlana, Gavotte entre otras. La simplicidad tonal prevalece en todo el contenido de las óperas, la armonía considerada casi profética anuncia la simplicidad de las secuencias de acordes que se convertirán en modelos durante el venidero siglo XIX.

A finales de los años 70, un arquitecto trabajaba en la restauración de la iglesia de San Rafael de Chiquitos, en Bolivia.  Detrás de una pared gruesa, y sin proponérselo, encontró una habitación que había estado cerrada por casi trescientos años, en la que reposaban instrumentos musicales y muchas partituras.  Pocos años después, diversas investigaciones habían recuperado un número impresionante de obras compuestas en las misiones jesuíticas de Bolivia y Paraguay.  De las riquezas ahí contenidas llaman la atención las sonatas, pues son la única fuente de música instrumental encontrada entre los archivos de la época colonial. Este conjunto de sonatas instrumentales de Chiquitos es un documento muy valioso en el ámbito musical por las diversas lecturas que permite, al ser representante de la circulación de obras musicales, del uso de la práctica musical con propósitos coloniales y religiosos, y de las maneras singulares en que los nativos suramericanos manipulaban, reorientaban y se apropiaban de los estilos musicales europeos.  

El concierto cierra con La libertadora, una contradanza compuesta por Silverio Añez con el propósito de recibir a Simón Bolívar en el Palacio de San Carlos en 1819 después de su triunfo independentistas para “avivar el fervor patriótico”. También acompañó las fiestas posteriores que duraron 15 días en la capital colombiana. La contradanza fue uno de los aires o ritmos más importantes en vísperas de la independencia desde el año 1800. Originario de Inglaterra y adoptado por los franceses, fue el ritmo “de moda” favorito para bailar, cantar, escuchar, así como para componer fragmentos de recordación entre los grupos sociales de la época. Las danzas de la época independentista llegaron hasta nosotros por la recopilación que hizo Carmen Caycedo, hija del presidente Domingo Caycedo (1830-1831) cuyo cuaderno se convierte en evidencia histórica de la música que sonó por entonces.

FECHA
7 de Agosto

HORARIO
11AM

COSTO
Adultos: 25.000

Estudiantes y niños: 15.000

DIRIGIDO A
Jóvenes y adultos