EXPOSICIÓN LO QUE HE MIRADO EN ESTA TIERRA

1954 Vive en Bogotá.

Hijo del artista visual Juan Antonio Roda y la escritora María Fornaguera.

Su obra se mueve entre la fotografía, la acuarela y el grabado en metal.

Cofundador del Taller La Huella, de Bogotá, entre 1976 y 1982, se dedicó a la edición de grabados de artistas colombianos y de otros países y publicó, como coautor y editor, dos libros de historia de la fotografía en el país.

Ha trabajado durante 35 años como docente en las áreas de fotografía, dibujo, grabado y acuarela en Las universidades Tadeo Lozano, ASAB, y Los Andes de Bogotá, donde actualmente es profesor de grabado.

Ha expuesto individualmente 17 veces, en Galerías de Bogotá, Barcelona, Quito y San José de Costa Rica. 

Ha hecho el diseño escenográfico de obras para el Teatro Libre y la Academia Superior de Arte de Bogotá.

Ha participado en intervenciones murales de arte urbano en la ciudad de Bogotá. 

En este libro incursiona en la escritura, como complemento de su propuesta gráfica.

Al tratarse de una práctica en retrospectiva, cualquier repaso autobiográfico, sea breve o exhaustivo, apunta a un esfuerzo por descifrar las señales pasadas que le dan una dirección concreta, única, a los días ya vividos. No parecería fácil identificar y después seleccionar esas etapas (para decirlo de alguna forma) con sus particulares testimonios, con las imágenes que ilustrarían mejor y con especial detalle ese recorrido propio. Al fin y al cabo, se trataría del impulso por darle forma y sentido a la mirada íntima, a ese enfoque irremplazable que determina la posición frente al mundo, cuando se fija la voz, siempre impar. Sin duda, uno de los giros más enigmáticos en este ejercicio de las síntesis personales, de la crónica privada, está en el hecho de saber que la única forma de contemplarse y hablar de uno mismo es poder contemplar y hablar de los otros, trazar un testimonio de quienes están cerca o de quienes pasan y luego desaparecen.

En este libro ideado por Marcos Roda el testimonio de los otros se funda en un acercamiento de naturaleza doble: por un lado, textos breves, por el otro, fotografías, dibujos, grabados, acuarelas. Aunque pueden entenderse con claridad evidente como dos miradas vinculadas, emparentadas en las anécdotas, en el humor, en las destrezas técnicas, en los detalles inquietantes, perturbadores de este país, cada una le propone a quien entra un recorrido específico, un encuadre para reconocer la enunciación múltiple del mundo. Esa mirada potente que, de manera simultánea, puede exponer la precisa belleza de una alucinación en acuarela que hace pensar en una geografía nunca vista y, al mismo tiempo, narrar el momento en el que los otros también pueden llevar la muerte y el miedo a la casa.

Como sucede con las miradas auténticas, la de Marcos Roda en las siguientes páginas reafirma que el propio pasado existe no solo porque haya quedado registrado en alguna parte profunda y concreta de nuestra memoria, sino porque se posee la destreza y la audacia para narrarlo, verbal y visualmente. Además, en este particular itinerario, entre palabras e imágenes, podemos experimentar la aseveración que el tiempo cronológico, el supuesto avance de atrás hacia adelante, es solo un espejismo, una manipulación silenciosa de nuestro cerebro, y que lo único que en realidad sucede cuando los días pasan es nuestro movimiento fragmentado en el espacio, el traslado del cuerpo y el llamado espíritu de una coordenada a otra, de un país a otro, de una calle a otra, de una casa a otra, de un fantasma a otro, de una noche a otra, de una muerte a otra.

Julio Paredes

Bogotá, septiembre 2020

INAUGURACIÒN

 29 de Octubre 4 PM

VISITAS
Visitas hasta el 19 de nov.

Jueves de 3 a 5:30 y sábados de 10 a 12:30.

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