CRÓNICAS DE UN ARCHIVO / SANTIAGO GUEVARA

Santiago Guevara

Sogamoso, Colombia; 1990.

Profesional en Diseño gráfico, combina su interés por el dibujo, la pintura y los libros mediante su oficio de ilustrador, desempeñándose principalmente en el campo editorial.

Hasta la fecha, su trabajo ha sido parte de revistas y periódicos diversos; además de haber colaborado con diferentes editoriales, sumando más de una decena de títulos publicados a nombre suyo junto a distintos escritores de dentro y fuera de su país.

Su trabajo ha sido reconocido y seleccionado en catálogos, certámenes, reseñas y becas en más de una ocasión por organizaciones interesadas en las artes plásticas, los libros y la educación.

Por otra parte, su curiosidad creativa abocada a la imagen bidimensional lo ha llevado a crear series de obras que son independientes de la esfera editorial, en las cuales explora y desarrolla intereses conceptuales y formales, dándole forma a un cuerpo de trabajo amplio en el que se hace evidente un sujeto que, por medio del trabajo manual, observa y opina mientras juega con distintas herramientas, haciendo visible un universo imaginario amplio que habita en un amplio espectro expresivo.

Es miembro fundador de la ACLIJ (Asociación colombiana de creadores de literatura infantil y juvenil) y catedrático en la Carrera de Artes Visuales de la Universidad Javeriana de Bogotá.

Los trabajos de Santiago Guevara se abren en muchas direcciones, tanto por los recursos expresivos: dibujos, trazos y gestos, mezcla de palabras e imágenes, elementos pegados; como por la gran diversidad de mundos que aborda: rostros, retratos, “montoncitos”, situaciones, máscaras, composiciones, objetos. Pero, independientemente de lo referido o tematizado, todos se caracterizan por una suerte de verdad interna, de verosimilitud poética. En ellos cualquier mancha, una línea aparentemente extraviada, o un gesto ocasional, aparecen como surgiendo desde dentro de la misma superficie en la que se inscriben.

Esa vida propia que caracteriza sus imágenes nos permite afirmar que no estamos frente a lo visible, frente al mundo percibido. Abren un universo distinto al que el ojo ve, por eso nos sitúan en el registro de lo visual. Cada imagen se carga de una misma energía, de una misma vibración, de una misma temperatura emocional, de una misma velocidad y espontaneidad. Las materias empleadas no se destinan a representar, son una materialidad viva, sintiente y pensante, cada recurso expresivo está activo y trasciende su condición instrumental. Por todo ello dejan adivinar un mundo propio, un mundo fluido y relacional en el que los elementos que lo componen se encuentran casi que de modo inevitable, como si la vida misma dirigiera esas relaciones.

Otro rasgo de sus obras es su esencial sencillez. Los dibujos dan la sensación de haber prescindido de todo, salvo de sí mismos. Se podría decir que los caracteriza una suerte de sinceridad. A veces hay que volver a palabras que parecen de otro tiempo, una de ellas sería la palabra ‘’genuino”, también la palabra “sinceridad’. Sus trabajos son genuinos y sencillos, parecen proceder del cuaderno de un niño, sobre todo cuando éste realiza dibujos y trazos plenos de vida y libertad en los bordes y márgenes de las hojas.

Santiago dibuja no sólo con líneas que perfilan las formas con precisión, también con líneas que sueñan o deliran, líneas que se aventuran a viajar más allá de su función de perfilar siluetas. También lo hace con colores o trazos, dejando que lo cromático respire más allá de su subordinación a una figura. O con el mismo acto de desdibujar, permitiéndonos comprender que sólo se desdibuja desde el buen dibujo. Estos elementos se distancian de cualquier afán representativo para ponerse al servicio del mundo que abre cada obra, cada uno está allí de manera natural, construyendo relaciones y resonancias con otros elementos de la imagen. Es como si el tiempo los juntara espontáneamente, como si nos encontráramos con un viejo papel que ha reunido sobre sí, y a lo largo de un gran período de tiempo, una variedad de marcas, huellas y manchas. Todo ello se ve potenciado por la mirada íntima e implicada que producen los formatos, pequeños y poco ostentosos.

Una imagen es una relación de imágenes, y esto se evidencia en los trabajos de Santiago. Algunos de ellos superponen imágenes distintas, otros más recientes se configuran como un comic; pero estos alcanzan su mayor poder de sugestión si no los percibimos como un relato temporal sino como variaciones de una misma situación.. Así mismo, y asumiendo la exposición como un todo, se podría pensar que toda ella se presenta como un archivo en el que las distintas imágenes resuenan con distintos niveles de proximidad y lejanía. En ese contexto la muestra se concibe como una serie de matrimonios visuales inesperados, como un conjunto de relaciones secretas. Seguramente una especie de prolongación de las paredes del estudio de Santiago Guevara.

En esta muestra advertimos los viajes de la mirada a las manos, y de estas al pincel y el lápiz, también los hermosos combates para arrancar cierta expresividad a un material. En suma, la exposición nos confirma que el placer del arte está en la justa y delicada síntesis entre aspectos formales y universos de sentido.

Javier Gil

INAUGURACIÒN

5 de Septiembre 3PM

Recorrido con y Javier Gil, 5 septiembre 6 pm/ Instagram LIVE

CITAS PREVIAS
3058141558
info@talleresliebrelunar.com

  • El arte de la ilustración: dialogo de Karim Ganem Mallof con Daniel Liévano, Elizabeth Builes y Santiago Guevara.
    Jueves 10 de septiembre 7 pm
  • Pintura en Vivo:
    Santiago Guevara

Domingo 27 de septiembre, 3pm / Instagram LIVE

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