Entrevista a Mariana Londoño

18.03.2024

Quisimos conversar sobre gestión cultural con impacto social con Mariana Londoño, gestora cultural y productora de eventos artísticos. Mariana reside actualmente en Nueva York, donde ha producido y colaborado en proyectos artísticos con ese enfoque. Su carrera en Nueva York comenzó gracias a su destacado talento demostrado en la producción de eventos culturales en Colombia, entre los cuales mencionamos la realización de un video musical producido en los espacios de Liebre Lunar en 2019, uno de los materiales que le permitió obtener una beca para la maestría de Gestión de las Artes y el Emprendimiento, con énfasis en Desarrollo Comunitario Creativo, en  The New School. Actualmente, trabaja como Productora de Eventos Artísticos y Cultivo de Donantes en Chashama, una organización sin ánimo de lucro de la que nos contará en esta entrevista.

 

LL: ¿Cómo inicias y cuál ha sido tu trayectoria como gestora cultural? 

M: Yo inicio con una banda que tenía, Cruel Cruel.  Por la falta de recursos teníamos que autogestionarnos entre otras cosas, la producción de los conciertos. Siento que la producción de eventos y gestión cultural empezó desde esa necesidad como música. 

Mi carrera como productora cultural inició con Deceptacon, un festival de música en Bogotá del cual fui fundadora. Su misión era ofrecer un espacio a actos musicales con representación de mujeres, debido a su poca presencia dentro de la escena musical de Bogotá. 

Tuvimos dos ediciones y nos fue muy bien. Debido a la pandemia no pudimos seguir con el proyecto.

LL: ¿Qué tipo de eventos culturales tienen impacto en la sociedad?

M: Yo creo que los proyectos con enfoque en la transformación social. 

Por ejemplo, yo hice una práctica en el Ministerio de Cultura con los jóvenes de la Banda Sinfónica Juvenil de Colombia, y recuerdo que un joven músico que venía de Cali me contaba que vivía en un barrio con un contexto social bastante difícil. AL preguntarle por qué escogió tocar la trompeta, me decía que era una forma de alejarse de ese contexto violento, ligado frecuentemente con el consumo de drogas o con el reclutamiento de menores en bandas criminales. 

Eso es un claro ejemplo de un proyecto cultural con impacto social.

LL: ¿Has visto alguna diferencia entre Estados Unidos y Colombia en cuanto a la gestión cultural?

M: Sí, una diferencia muy grande es la manera de recaudar fondos, en lo que estoy trabajando ahora. 

LL: Es que en Estados Unidos está muy desarrollada la filantropía.

M: Exactamente, la filantropía está ligada a la estructura del país. En Estados Unidos, al donar a una organización sin ánimo de lucro, se disminuyen significativamente los impuestos. Aunque en Colombia existe ese modelo, está menos desarrollado.

Esto lo aprendí desde cero. Gracias a mi maestría pude saber cómo conectarse con los donantes, quienes frecuentemente son personas que donan mucho dinero.

En Colombia, la gestión cultural está financiada, principalmente, por el Estado: por el Ministerio de Cultura, las Secretarías Culturales o el patrocinio corporativo. 

En Estados Unidos también existen las becas del Estado y la relación con compañías privadas, pero la filantropía es igual de importante. 

LL: Es interesante ver que empiezas como psicóloga. A la vez, tienes una experiencia musical con tu banda.  ¿Como se mezclan esos mundos con la gestión cultural?

M: La psicología fue esencial para saber cómo generar proyectos comunitarios. Por ejemplo, un proyecto cuando trabajé en las Casas LGBTI de la Secretaría de Integración Social, consistió en crear una radio comunitaria en el barrio Santa Fe con una organización de trabajadoras sexuales. 

Eran proyectos que no estaban completamente ligados con el arte, pero sí con el desarrollo comunitario y la creatividad. También desde el respeto y la admiración hacia personas que han sido históricamente marginalizadas o violentadas como  las trabajadoras sexuales.

En cuanto a la música, creo que los artistas aprenden de gestión cultural porque la mayoría no tiene recursos para pagar un mánager o un productor que ayude con los temas administrativos. En nuestro caso nos tocó aprender cómo crear una relación con los venues para hacer conciertos, cómo hacer un rider técnico, cómo hacer un contrato. En la maestría le decía a una profesora que muchas cosas de producción ya las sabía gracias a la experiencia como guitarrista en mi banda.

LL: ¿Qué componentes aconsejarías que hay que tener en cuenta al producir un proyecto cultural que busca ese impacto?

M: Lo más importante es leer el contexto social y político dónde se vaya a hacer el proyecto, y también considerar para quién y con quién se está haciendo. 

Lo esencial para generar impacto social es trabajar con las personas que van a ser beneficiadas por el proyecto de manera colaborativa y horizontal, usando las herramientas de cada persona involucrada en el proyecto. 

LL: ¿Podrías darnos algunos ejemplos de cómo las comunidades con las que has trabajado se han beneficiado?

M: Un taller artístico que produje en Nueva York para inmigrantes o personas con familia migrante. Empleamos la música, la danza, la pintura y el teatro. Estaba dirigido a cualquier persona, no necesariamente artistas, pero tenía este componente artístico muy fuerte. 

Las personas también se beneficiaron al interactuar con nuevas personas que tenían experiencias similares. Por ejemplo, supieron cómo obtener salud y pensión en Estados Unidos, a través de un taller artístico. 

LL: ¿Cuáles han sido tus logros principales como productora? ¿Hay algún proyecto que quieras destacar?

M: Los proyectos que mencioné anteriormente han sido muy importantes porque los cree yo. Profesionalmente, destacaría el trabajo en Celebrate Mexico Now Festival de Nueva York, un festival de cultura mexicana donde se presenta música, literatura, gastronomía, danza, artes visuales, y da la oportunidad a artistas mexicanos para que se presenten en Nueva York.

Para muchos ha significado dar ese segundo paso en su carrera presentándose internacionalmente. Por ejemplo, una de las primeras veces que Natalia Lafourcade tocó en Nueva York fue gracias a ese festival. 

También plantea que la cultura mexicana es importante y tiene un espacio significativo dentro de Estados Unidos. Algo de lo cual hay que estar orgulloso. Esto genera un impacto social teniendo en cuenta todo lo que está pasando en la frontera y la xenofobia hacia los migrantes. 

LL: ¿En qué estás trabajando actualmente?

M: En una organización cultural sin ánimo de lucro llamada Chashama que transforma espacios que no están siendo usados para dar clases de arte gratuitas, espacios de estudios para artistas, para presentaciones artísticas y para pequeños negocios. 

Esta organización nace de un problema que tiene Nueva York, que son los altos precios en la renta y finca raíz, y la falta de espacios.

Un artista emergente o un negocio que apenas está empezando y sin mucha plata, no puede pagar los precios exorbitantes de Nueva York. Lo que hace Chashama es darles ese apoyo, además de tener un programa de desarrollo comunitario a través de clases artísticas. 

LL: ¿Qué proyectos culturales tienes a futuro? 

M: Mi proyección, por el momento, es seguir trabajando en Chashama. Ahora estoy más enfocada en la recaudación de fondos y en la producción de la gala. Cada año, Chashama tiene una gala donde se presentan entre 200 a 300 artistas de varias disciplinas. El espacio siempre cambia. 

Son 300 artistas elegidos por convocatoria abierta, y siempre en un lugar diferente. Estoy aprendiendo mucho porque es una mega producción a la que asisten 1,000 personas.

LL: Mariana, esta ha sido una entrevista muy bonita. Te deseo muchos éxitos en todo lo que estás haciendo. Me impresiona que tú, como colombiana, hayas avanzado en Nueva York en el campo de la gestión cultural. Te deseo lo mejor  y que sigas aprendiendo mucho.

M: Gracias y gracias a Liebre Lunar por las oportunidades que me dieron al principio de mi carrera.

LL: Siempre serás acogida en nuestra casa de la Liebre Lunar. Quisimos llegar a ti primero con Cruel Cruel , ahora con Mariana Londoño.